"Sin duda habrá muchos que me censuren considerándome una perenne descontenta. Pero yo no podía evitarlo; era algo consustancial conmigo misma. Cuando sentía con mucha intensidad aquellas impresiones, mi único alivio consistía en subir al tercer piso, pasear a lo largo del pasillo y dejar que mi imaginación irguiese ante mí, en la soledad, un cuento maravilloso que nunca acababa: la la narración, llena de color, fuego y sensaciones, de la existencia que yo deseaba vivir y no vivía"
(Jean Eyre, Charlotte Brontë)
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